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  • Foto del escritorGeofredo C.

¿La psiquiatría es válida? (Cuarta Parte): Los antidepresivos en los niños y adolescentes



Llevamos tres artículos en esta serie acerca de la validez de la psiquiatría como disciplina médica, con un enfoque especial en la depresión y los antidepresivos.

Entre las cuestiones que ya hemos aclarado están que no hay factores biológicos que causen las enfermedades mentales y que los antidepresivos no son ni eficaces ni seguros en la gente de cualquier edad (vea los dos artículos anteriores).

Pero si hay un sector de la población al cual los antidepresivos le están haciendo mayor daño, y menos lo benefician, sin duda alguna, son los niños y los adolescentes.

Este será el tema del artículo de hoy.

En la mayoría de los países, y especialmente en occidente, el uso de los antidepresivos en los niños y los adolescentes ha aumentado "considerablemente" durante las últimas dos décadas.

Tomemos el ejemplo de Inglaterra, en donde, entre 2015 y 2021, el número de niños a quienes se les recetaron antidepresivos incrementó en un 41%. Asimismo, de 2005 a 2017, se duplicó con creces la cantidad de adolescentes ingleses de 12 a 17 años tomandolos.

Esta marcada tendencia al alza, a pesar de que no hay evidencia de que la sustente, sino todo lo contrario.

En 2016, se publicó en la revista médica The Lancet un metaanálisis el cual analizó resultados de 34 ensayos clínicos sobre los riesgos y los beneficios de 14 distintos antidepresivos para el tratamiento de la depresión en los niños y los adolescentes. Los investigadores del metaanálisis concluyeron que, "estos fármacos no parecen ofrecer una ventaja clara para los niños y adolescentes".

Es más, según la Administración de Alimentos y Medicamentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés), otro metaanálisis extenso ha mostrado que, en estas edades, los antidepresivos pueden causar o empeorar el pensamiento y el comportamiento suicidas, motivo por el cual, a partir de 2004, a todos los antidepresivos comercializados en este país se les añade una "black box warning" (advertencia de caja negra).

Ésta se trata de la más alta de la FDA para los medicamentos. En el caso de los antidepresivos expresa lo siguiente:

"Los antidepresivos aumentaron el riesgo en comparación con placebo de pensamientos y comportamientos suicidas (el suicidio) en los niños, los adolescentes y los adultos jóvenes en estudios a corto plazo del trastorno depresivo mayor (TDM) y otros trastornos psiquiátricos".

Por otra parte, en esta misma advertencia, se aconseja a los padres, los tutores y los individuos jovenes mismos que están considerando tomar los antidepresivos, que deban "equilibrar este riesgo [de suicidio] con la necesidad clínica".


Por lo cual queda claro que los de la FDA nunca han leído Don Quijote de la Mancha, el protagonista del que famosamente dijo, "hay un remedio para todas las cosas menos para la muerte".

Si bien es cierto que "correlación no implica casualidad", es decir, no lo es, ya de por sí, el reciente disparo en las prescripciones de antidepresivos a los niños y ls adolescentes ha coincido con un aumento en los suicidios.

En EE. UU., entre 2012 y 2017, la tasa de suicidio subió casi un 15% en los niños de cinco a once años, de acuerdo con los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades.

Y entre los adolescentes, durante aproximadamente el mismo periodo, el aumento fue de un 29%.

En el penúltimo artículo de esta serie, examinaremos el vínculo entre los antidepresivos y el comportamiento violento de los niños y los adolescentes y sus espantosas implicaciones. Quédense atentos.

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