Nos ha tocado a todos. En un momento, estamos durmiendo tranquilamente solo para que, al momento siguiente, nos despierte un sonido fuerte que pareciera venir de otro mundo, o tal vez de la boca de algún animal salvaje.
Enseguida, nos incorporamos buscando con ansiedad la fuente de semejante estruendo. En breve, nos damos cuenta del origen verdadero: un ser querido, amigo, compañero de cuarto, etcétera, que duerma cerca de nosotros.
O puede que la fuente incluso seamos nosotros mismos....
Los estudios relevantes muestran que aproximadamente la mitad de nosotros roncamos en algún momento de la vida. De manera habitual, alrededor del 40% de los hombres y el 24% de las mujeres roncan, según The American Academy of Sleep Medicine.
Las principales causas incluyen el sobrepeso, el consumo de alcohol y fumar, la posición para dormir, los problemas nasales y un paladar blando, bajo y grueso, ya que este puede estrechar las vías respiratorias.
De acuerdo con el reconocido Cleveland Clinic, típicamente no hay por qué preocuparnos. Sin embargo, hay ciertos síntomas que son indicativos de un problema mayor, el cual si no se trata, sí es peligroso.
Algunos de ellos son el cansancio excesivo durante el día, el dolor de garganta al despertar, las pausas de respiración durante el sueño, o que nuestros ronquidos son tan fuertes que despiertan a otros.
Si usted o algún ser querido sufre de uno o más de estos síntomas, puede que tenga lo que se llama la apnea del sueño, por lo cual, debería de ponerse en contacto con su médico de inmediato, si es que aún no lo ha hecho.
Esto, porque si bien sus causas en general son las mismas que las de roncar, a diferencia, esta condición implica ciertos riesgos: los problemas cardiovasculares, la hipertensión arterial, la diabetes tipo dos y los problemas hepáticos, para citar algunos ejemplos.
Afortunadamente, en caso de padecer la apnea del sueño, aparte de recurrir al médico, las cosas no necesariamente están fuera de nuestro control, al tener en cuenta que algunos de los factores exacerbantes, valga la redundancia, son el sobrepeso, el consumo de alcohol y fumar, así como ciertas posiciones para dormir. Así que podemos cambiar nuestro estilo de vida para tener un impacto positivo en los síntomas.
En cuanto a las posiciones para dormir, la especialista del sueño, la doctora Kristin Knobbe de University Medical Center en Phoenix, Arizona, aconseja dormir de lado con la espalda casi recta.
"Dormir de lado con la espalda casi recta es la mejor posición para dormir, dado que reduce la gravedad de la apnea del sueño y los ronquidos", dijo.
Por otro lado, entre los adultos, dormir boca arriba puede empeorar los síntomas.